Introducción

            Salmos, Libro de los Salmos, Salterio, Salmos de David,… son algunos de los títulos que dan nombre a una de las colecciones poéticas más hermosas de la literatura universal. La dimensión religiosa de esta colección siempre ha determinado la finalidad de los textos que la forman: Cantos, oraciones, alabanzas, bendiciones, súplicas, peticiones, aclamaciones, definen la extensa obra del salterio y la incorporan a las liturgias y celebraciones que dirigen sus miradas hacia Dios.

            La colección de salmos que componen el libro del Antiguo Testamento es prueba fehaciente de la presencia manifiesta de distintas comunidades hebreas orantes a lo largo de muchas generaciones y es, al mismo tiempo, testimonio de la actualidad y vitalidad de su contenido cuando la comunidad cristiana sigue dirigiéndose a Dios a través de la hondura poética y religiosa de la colección que forma el salterio. El cristiano, al recitar los salmos, recuerda siempre aquellas palabras pronunciadas por Jesús: «Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí» (Lc 24,44).

            El libro de los Salmos, Job y Proverbios -sin olvidar los textos del Cantar de los Cantares y el libro de las Lamentaciones- son los libros poéticos por excelencia del Viejo Testamento. Una poesía difícil de reconocer en las traducciones de nuestras Biblias al castellano, pero una poesía elegante y bien cuidada que se vio sometida a todo tipo de modificaciones de cara a su perfeccionamiento a lo largo de muchas décadas.

Gunkel

          Salmos, Libro de los Salmos, Salterio, Salmos de David,… son algunos de los títulos de la obra poética. En realidad y aunque habitualmente no hay mayores problemas a la hora de su denominación, la colección poética se ha vista reducida a estos y otros títulos según el escenario y contexto en que ha sido tratada. Salmos o Libro de los Salmos es el título oficialmente reconocido en la actualidad. La mayoría de las Biblias identifican la obra de esta manera. Hablar de Salmos de David, como se llamaban hasta hace poco tiempo, es reducir la colección a una serie de poemas que ponen la autoría en manos del rey David en el título que los precede. Una autoría, la de David, que forma parte de un recurso literario a modo de ficción sonora y elipsis que provoca la autoridad y autenticidad del salmo. La denominación Salterio es una de las más acertadas y descriptivas desde su contenido. Salterio (salt-erio o salt-ería), con el morfema -erio/-eria, indica una colección de salmos. De la misma forma que libr-ería representa a una colección de libros, el salt-erio representa a una colección o repertorio más o menos amplio de salmos. Sin embargo la colección de poemas que encontramos en el salterio no es la única que podemos encontrarnos en la Biblia. El Pentateuco, los libros históricos y, de manera especial, los libros sapienciales del Antiguo Testamento esconden entre sus narraciones multitud de salmos o cánticos de la cultura hebrea que se han visto sumergidos entre los textos sagrados con el paso del tiempo. Los salmos y cánticos entremezclados en los relatos eran utilizados por los hagiógrafos y narradores bíblicos como un constante recurso literario para dar al discurso narrativo un respiro, un descanso a modo de alto en el camino descriptivo de los relatos más importantes de la historia y profetismo de Israel. Valga a modo de ejemplo el canto triunfal de la salida de Egipto y el paso del mar que el autor introduce en Ex 15,1-18.

 v1 Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahveh. Dijeron:
Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro.
v2    Mi fortaleza y mi canción es Yah. El es mi salvación.
El, mi Dios, yo le glorifico, el Dios de mi padre, a quien exalto.
v3    ¡Un guerrero Yahveh, Yahveh es su nombre!
v4    Los carros de Faraón y sus soldados precipitó en el mar.
La flor de sus guerreros tragó el mar de Suf;
v5    cubriólos el abismo, hasta el fondo cayeron como piedra.
v6    Tu diestra, Yahveh, relumbra por su fuerza;
tu diestra, Yahveh, aplasta al enemigo.
v7    En tu gloria inmensa derribas tus contrarios,
desatas tu furor y los devora como paja.
v8    Al soplo de tu ira se apiñaron las aguas,
se irguieron las olas como un dique,
los abismos cuajaron en el corazón del mar (Ex 15,1-8).

           Sin embargo ésta no era la finalidad que el pueblo de Israel daba a los salmos y cánticos. La lenta composición de los textos poéticos tenía como fin primordial su recitación y meditación en las celebraciones litúrgicas y en las fiestas. Los salmos nacieron para ser rezados y meditados, para ser cantados y recitados ya que, en definitiva, los salmos son al mismo tiempo poesía y oración.

            La Iglesia desde sus primeros tiempos asumió la colección de salmos como libro de oración para sus celebraciones. En ningún momento se trató de crear un nuevo salterio de origen cristiano, un salterio propio (psalmous idiotikous), que suplantara al del Viejo Testamento. El concilio de Laodicea (hacia el año 360) será el que determine de manera oficial la oración y recitación de los salmos hebreos como parte de la liturgia y piedad de la Iglesia cristiana naciente. De esta forma, el libro de los salmos rápidamente se convirtió en objetivo central para las asambleas cristianas que cantaban a Dios desde los primeros tiempos. Con los salmos, como repertorio oficial de oración, las primeras comunidades cristianas manifestaban públicamente su piedad y se unían a aquellas asambleas veterotestamentarias.

Schokel 2A través de los salmos, profesaban sus creencias, manifestaban sus sentimientos espirituales y actualizaban constantemente la historia de un pueblo que había vivido pendiente de Dios en todo momento. Con los salmos tanto la comunidad judía como la cristiana manifiesta su experiencia religiosa como pueblo y comunidad unida. En este sentido podemos afirmar que el libro de los salmos forma parte de esa serie de escritos que el judaísmo y el cristianismo leen, oran y cantan en común. Los salmos son, en definitiva, las oraciones que mejor promueven el ecumenismo entre el cristianismo y el judaísmo en nuestros días. En ellos, la comunidad cristiana de hoy, se plantea la experiencia religiosa de una comunidad que asume la oración como sentido y razón de ser de su vida, que ve en los salmos la piedad manifestada por el pueblo hebreo hace veinticinco siglos y que actualiza el contenido de los poemas a la luz del mensaje cristológico a lo largo de la historia de la vida de Iglesia.