1Pe 2,21b-24
21Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.
22Él no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
23cuando lo insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.
24Cargado con nuestros pecados, subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.