Poesía Hebrea

LA POESÍA HEBREA

El texto original de los salmos fue escrito en hebreo, un hebreo muy cuidado. No olvidemos que estamos ante poemas, textos escritos en verso según la normativa de la poesía hebrea del momento. El cuidado, el rigor literario y la perfección de una métrica especial como era la métrica hebrea, fueron las características más destacables del texto originario. Posteriormente el texto bien cuidado fue perdiendo su pulcritud por tres razones: A) Las continuas modificaciones, añadidos, supresiones, adaptaciones musicales, adaptaciones litúrgicas, etc., la posible presencia de escuelas de salmistas que trabajaban con los textos para adaptarlos a los diferentes momentos de la historia, desvirtuaron el texto primitivo provocando una notable alteración de los esquemas originarios. B) El uso continuado a lo largo de muchas generaciones ocasionó modificaciones de carácter temático, la introducción de nuevos vocablos contemporáneos al momento, acontecimientos de la historia presente que se reflejaban a través de una o varias palabras, nombres propios de personajes destacados que se convertían en adicciones a los textos antiguos,… C) La tradición musical de los salmos fue fundamentalmente oral, lo que trajo como consecuencia que muchos poemas se desvirtuasen de sus antiguos originales. Su transmisión de viva voz podía provocar la modificación de términos, frases y hasta ideas.

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La recuperación de los textos primitivos resulta una tarea casi imposible. Por una parte poseemos muy pocos elementos definitivos como para poder afirmar que un texto es el primigenio. Al mismo tiempo los estudios actuales permiten hablar de la posibilidad de distintas fuentes y hasta colecciones de salmos, lo que confirmaría la hipótesis de otras escuelas, de diferentes tendencias, de la presencia de los mismos salmos con variantes propias de cada fuente, de características propias que diferencian un mismo salmo en una u otra escuela.
A todo esto hemos de añadir las modificaciones que se aprecian en la traducción griega Septuaginta (LXX) y latina de la Vulgata. Traducciones que parecen añadir novedades al texto hebreo masorético (TM) pero que, en realidad, parecen confirmar la hipótesis de presencia de otras fuentes. Vamos a ver un ejemplo sencillo en la modificación del título de un salmo:
El salmo 137 literalmente comienza de la siguiente manera: «Junto a los ríos de Babel (Babilonia) allí nos sentábamos (y) aun llorábamos al acordarnos de Sión» (Sal 137,1). El texto hebreo que propone la Stuttgartensia es el siguiente:

ןויצ תא ונרכזב וניכב םג ונבשי םש לבב תורהנ לע (Sal 137,1)

La versión no ofrece dificultad alguna a la hora de su traducción e interpretación. La primera novedad la encontramos al acercarnos al texto griego (LXX) que propone como primer verso lo siguiente:

Τ Δαυιδ. ̓Επὶ τν ποταμν Βαβυλνος
ἐκε ἐκαθίσαμεν καὶ ἐκλαύσαμεν
ἐν τ μνησθναι ἡμς τς Σιων. (Psa 136,1)

Sal 137

La versión de los LXX ha añadido a modo de título la atribución del salmo a David Τ Δαυιδ. Una autoría que no aparece en el TM lo que no nos deja más alternativa que pensar o que el texto griego ha inventado la atribución del salmo a David o que LXX ha tenido delante otra fuente distinta al TM que tenemos nosotros en la que aparece el salmo atribuido a David. Por esta razón nos acercamos a la versión latina que propone la Vulgata:

Psalmus David, Ieremiae.
Super flumina Babylonis
illic sedimus et flevimus,
Cum recordaremur Sion. (Psa 136,1).

Nos encontramos con una nueva variante que añade la versión latina. A la adicción, por parte de LXX del nombre de David, la Vulgata añade el nombre de Jeremías. ¿De dónde sale el nombre de Jeremías que, como podemos advertir, tampoco aparece en el texto masorético? Nuevamente podemos pensar en diversas fuentes a la hora de preparar las traducciones.

Como conclusión podemos afirmar que tanto la versión griega LXX y latina de la Vulgata delatan muchas diferencias con respecto al texto masorético. La traducción se permite todo tipo de libertades y, al mismo tiempo, las versiones griega y latina aportan adicciones al texto hebreo. Todo esto manifiesta la gran libertad de edición en la dos versiones a la hora de traducir del hebreo y la posibilidad, entonces existente, de modificar el texto y hacer añadidos provenientes, posiblemente, de otras fuentes existentes.